Había andado tanto por angostos caminos. Que ya no podía dejar de caminar. En el centro de su voluntad, de su conciencia. La tristeza era dueña y compañera, apresando con esmero su debilitado corazón. Pero esa tristeza cautiva del tiempo era un buen amigo; Porque era lo único familiar que había abrazado. Tenía el sol y las estrellas de aliados. Caminaría para regresar de la nada, hacia algún lugar. Cualquier señal sería la morada... cualquier silencio su mejor amigo. Andariego sin casa.... el camino es tu morada y tu destino.
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