martes, 2 de abril de 2013

El río de la vida


Lo nuevo se abría ante el
percibía la línea divisoria entre lo viejo y la sutil apertura de lo nuevo.
Cambios vivos en la marcha coloreaban el horizonte;  cambios en el acontecer y transformación de su existencia.

Como el río de su vida:

Fluyes constante  irrumpiendo con fuerza desde tu curso alto.
Agua, agua; el elemento más puro.  Plateada con la luz de la luna,
brillante bajo la luz del sol.

Recorres constante sin parar, nada te detiene; llenas cada espacio, rellenas cada hondonada, cada quebrada.
Buscadora de tu vida,  de luz.
A tu paso se engalanan bosques de ribera, cañizos, eneas, y aún la más insignificante brizna de hierba te sonríe y se rinde a tu influjo....
Así comprendió el su vida; un constante manar sin detenerse.
Dejándose llevar por la tempestad o la quietud, el frío o el calor,
impertérrito ante la dicha o la desdicha.
Para encontrar la esencia misma de su propia vida; la luz de su existencia.

LA ALEGRÍA

No hay comentarios:

Publicar un comentario